jueves, 14 de marzo de 2013

Destino Africa


Destino África...


Cuando una medicina no hace daño
deberíamos alegranos y no exigir además que
sirva para algo, Pierre Augustin Caron

Siempre creí que los fármacos, cuando caducaban, dejabas de tomarlos no porque fuesen perjudiciales para tu salud, sino porque ya no te aseguran la eficacia de los resultados que esperas en su toma. Entonces los llevabas a la farmacia y allí se ocupaban de distribuirlos a ONGs que los necesitasen, siempre esperando que fueran  útiles haya donde terminasen. ¿Dónde terminan los fármacos? Si optas por esa
opción, llevarlos a la farmacia, tienes 20.500 puntos “SIGRE”en España, uno en cada farmacia. SIGRE es el Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases,pionero en Europa, del que se encarga una entidad sin ánimo de lucro financiada a través de las aportaciones que realizan los propios laboratorios farmacéuticos y apoyada por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. Surgió en 2002 con el objetivo de protocolizar y sistematizar lo que hasta entonces era una anárquica recogida de medicamentos y para concienciar de la importancia medioambiental que tal acción puede suponer. (http://www.sigre.es/) SIGRE es una respuesta a la Directiva Europea 94/62/CEE sobre gestión de envases, cuyos principios fueron recogidos en la actual Ley 11/1997 de Envases y Residuos de Envases (http://www.elsevierciencia.com/es/revista/-/articulo/gestion-residuos-13081499) Los productos farmacéuticos caducados no representan una grave amenaza para la salud pública ni para el ambiente si se almacenan en lugares secos. Pero, la eliminación inadecuada es peligrosa ya que puede dar lugar a graves problemas de contaminación de aguas, y toxicidad sobretodo si se mezclan con otros residuos. La recogida selectiva se realiza en unos contenedores en los que se pueden depositar los envases de los medicamentos, vacíos o con restos, de los fármacos no utilizables o
caducados. Este programa ha ido creciendo hasta el punto que el 75% de los adultos conoce su existencia, y más de un 60% los ha utilizado alguna vez en los últimos meses. Además en 2007 sólo el 8% de los españoles tiró los restos de su botiquín a la basura, frente al 42% que lo hacía en 2003. En Andalucía en 2011 se recogieron casi 961 toneladas de envases de medicamentos a través de estos puntos SIGRE, el
13,5%, de lo puesto en el mercado (7.140 toneladas). ¿Acaso somos conscientes de las toneladas de fármacos que podríamos acumular en basureros si no los tratásemos adecuadamente? Los medicamentos recogidos en estos puntos se envían a Cerceda (A Coruña), que es la única planta de reciclaje de residuos farmacéuticos de toda España, para su reciclaje, vaporización o incineración, según el tipo de medicamento. Y hasta hace poco, una polémica planta, porque no incineraba los medicamentos, los trasladaba al vertedero público de Areosa, para ser enterrados. La ley obliga a quemar los residuos de los fármacos y más de 12.000 toneladas de medicamentos reciclados en los hogares españoles durante seis años nunca llegaron a incinerarse como exige la ley (pensemos en fármacos como narcóticos, sustancias psicotrópicas, antiinfecciosos, antineoplásicos, antisépticos y desinfectante por un lado y en el resto de medicamentos no potencialmente tan peligrosos por otro) ¿Vaya destino, no? ¿No es mucha cantidad de medicamentos?¿Qué se podría haber hecho mejor con algunos de estos fármacos? ¿Se podrían haber donado para ONGs? El material sanitario y los fármacos que se donen han de cumplir las mismas normas de calidad que tienen en el país donante y han de respetar las regulaciones de importación y exportación. Es decir, no se pueden hacer aportaciones de medicamentos caducados, de equipamiento en desuso por haber dejado de ser eficaz o de fármacos sobrantes que se hayan recogido entre particulares. Por este mismo motivo, no se admiten muestras gratuitas o devoluciones de individuos que abandonan una terapia o acumulan más producto del que necesitan. En cualquier caso, nunca se debe recurrir a las aportaciones domésticas no sólo por la falta de garantías de conservación y eficacia de los productos. Este tipo de procedimientos causa unos gastos de almacenamiento, transporte y manipulación que elevan los costes y suelen hacer inútil el esfuerzo de los donantes (Comisión Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO). Pero más allá de la realidad, si ya tenemos canalizada esa vía de recogida y selección, uniríamos dos destinos desde un mismo camino. Diversas fundaciones y organizaciones humanitarias están a favor del acceso y de las donaciones adecuadas de medicamentos y crean campañas como “Saber Donar”, 2008. En ella se recomendaba hacer un uso racional del medicamento para evitar que sobre y depositar los medicamentos que no necesitemos en los contenedores SIGRE. Cuando una medicina hace daño, deberíamos asustarnos y además exigir que se trate correctamente. Cuando una medicina es útil deberíamos alegrarnos y además exigir que llegue a quien la necesite.

Beatriz

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