martes, 12 de marzo de 2013

La (in)sostenibilidad del sistema MIR


El sistema MIR (Médico Interno Residente) es el programa de formación especializada para médicos que existe en España desde 1978. Su acceso es por un concurso-oposición convocado anualmente y permite al médico adquirir responsabilidades y capacidades de forma progresiva y tutelada. El examen, simultáneo e idéntico en todo el país, es equitativo. 


Los opositores que superen la prueba de acceso toman posesión de las plazas de formación en régimen de residencia, a través de un  contrato laboral, en alguna de las 46 especialidades médicas reconocidas por el Ministerio de Sanidad en los centros sanitarios acreditados.

Desde hace unos años se vislumbran un par de cuestiones que están haciendo peligrar, a mi entender, la sostenibilidad de este sistema de especialización.


El primero de ellos es el gran número de licenciados de medicina de países extracomunitarios,  fundamentalmente procedentes de Sudamérica y de Centroamérica y el Caribe, que se incorporan al sistema MIR. Estos médicos extranjeros buscan mejores oportunidades que las que tienen en sus países y cumplen con la normativa vigente, por tanto, obtienen resultados legítimos. Esto supone, a corto plazo, un conflicto por recelo de los opositores de nacionalidad española, que está lejos de ser mi reflexión. Pero a medio y largo plazo esto traduce problemas de estrategia y planificación de la política de recursos humanos, ya que muchos de estos opositores regresan a su país de origen, una vez que han terminado el periodo formativo, ya con el título de especialista.


El segundo asunto es el cada vez mayor número de especialistas que vuelven a  presentarse al examen MIR, en unas ocasiones para iniciar una nueva singladura profesional, y en otras ocasiones como periodo transitorio y remunerado que permita esperar a que “escampe” la situación económica y se abra el mercado laboral.. En los últimos 10 años, las Comisiones Nacionales de las distintas especialidades han aumentado el número de plazas ofertadas, lo que ha supuesto que una vez especializados, los galenos caen en el abismo del desempleo. Esta situación de optar a una segunda especialidad, y a veces hasta a una tercera, es igual de legítima que la ya comentada de los opositores procedentes del continente americano, y tiene las mismas implicaciones en la planificación del personal médico.

Todo esto nos obliga a plantearnos hasta qué punto es sostenible un sistema que invierte mucho dinero en formar especialistas médicos cualificados sin que se traduzca en un número de especialistas “disponibles” que puedan mantener el sistema sanitario público español. Es posible que en unos años veamos las consecuencias.

Andrés


1 comentario:

  1. Este año hablaba con una estudiante de medicina y tenía super-asumido que hasta dentro de dos o tres años después de terminar la carrera no podría acceder a una plaza MIR debido a la recirculación de segundas especialidades!!! Uff!!

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