El tamaño del pene, entre otras circunstancias personales, sí que importa a la hora de evaluar algunos de los motivos que ponen en peligro la sostenibilidad de los sistemas sanitarios.
Hoy, cuando nos encontramos en tiempos de crisis financiera y económica; cuando la deuda exterior se encuentra en unos niveles que hacen prever algunos años más de contención en el gasto público, de recortes y subidas de impuestos para seguir manteniéndonos en la zona Euro, los países desarrollados, en Europa, siguen haciendo reformas en las áreas de sus respectivas políticas que más recursos consumen.
El área sanitaria pública, más concretamente, el Sistema Nacional de Salud, también se ha encontrado con una reforma que trata, a través de recortes, de hacer el sistema "más sostenible, equitativo, eficiente y de calidad", tal y como volvía a afirmar la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, en su comparecencia ante la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, a principios del presente mes de Marzo.
Son muchos los artículos periodísticos que hablan sobre la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y sobre algunos de los aspectos que ponen en riesgo la misma.
La medicalización de la sociedad, en estos países desarrollados, es uno de los capítulos que influyen en detrimento de continuar manteniendo dicha sostenibilidad.
Medicalización es el proceso por el que eventos y características de la vida cotidiana se convierten en problemas médicos, y por lo tanto son estudiados y tratados por médicos y otros profesionales de la salud.
Entre los años 2004 y 2009, el consumo de tranquilizantes había aumentado en un 40% en España. Hay diferentes tipos de psicofármacos, pero los tranquilizantes (como los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos) generan más problemas de abuso que cualquier otro. Además, su excesivo consumo es un lastre para las arcas del sistema sanitario público. Sólo en tranquilizantes, el Gobierno desembolsa cada año cerca de 300 millones de euros.
Pero, además de la ansiedad, existen otros estados anímicos como la timidez, el trastorno disfórico menstrual, etc, o formas de abordar la vida, como la soledad, el consumo de drogas, el adulterio, o características físicas hereditarias no patológicas como la calvicie, el sexo, la estatura e incluso el pene pequeño, que se consideran desviaciones de la vida normal (no como enfermedades) y para las que, sin embargo, se busca “curación” en la Medicina. Estos “tratamientos” de la baja estatura, de la calvicie y hasta del pene pequeño precisan de recursos sanitarios que pueden poner en peligro la sostenibilidad del sistema sanitario.
Como vemos, el tamaño SÍ IMPORTA para los sistemas de salud.
Modesto
Modesto
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